A la mierda tú, no yo. (y un mensaje subliminal)

La noche se antojaba preciosa, el mar estaba en calma; era una balsa de aceite, la luna estaba llena. Intenté encontrar el horizonte, sin embargo no pude. El cielo parecía haberse unido al mar y viceversa. Volví a flotar otra vez y desaparecí del mundo en el momento en que dejé que la brisa me acariciara. Me perdí entre el salitre y aunque mi cuerpo seguía allí mi mente ya no estaba. Retrocedí en el tiempo poco menos de un año y recordé algo que creía haber olvidado. La herida aún estaba abierta y aunque el daño era menor seguía doliendo. Desconocía el motivo por el cual aún se hallaba su recuerdo en mi cabeza. Y me dije a mi misma:
-No, tú no la quieres.
Abrí los ojos, decidí volver al mundo real y al salir hacía frío, mucho frío. Me dí cuenta de que prefería vivir helada a dormirme al calor de una hoguera de mentiras. -puta lesbiana homófoba-Y encendí otro cigarrillo. Que sutíl y que simple resultava la vida a la luz de la luna, en cambio no dejé de tener la sensación de que ese cigarro contenía parte de mí vida; me lo estaba fumando.

Y entonces fué cuando reparé en esa triste conclusión; era así, igual que una equación sin resolver. Solo consistía en eso; se encendía, se consumía y se apagaba, como la vida misma.

Y yo me la había fumado...