Y entonces apareció él, con sus canciones de amor... y yo, con la canción de mi vida. Y empecé a darme cuenta de que… no sé. No quería admitirlo, pero él siempre había estado ahí. ¿Y yo? ¿Dónde había estado yo?
Yo sabía que nunca le querría como él a mí, pero en parte, necesitaba su compañía. Se estaba metiendo en mi vida, yo no le quería echar y tenía miedo a sufrir. Le empezaba a echar de menos.
Al final me lancé de espaldas, a ciegas contra un destino que se acercaba a mí a 300km/h, era lo único que me quedaba por hacer, la ultima salida de emergencia; cruzar el muro. Y aunque en ese momento yo era solo miedo, no dudé, en parte… yo no tenía nada más que perder.
El impacto fue breve… maravilloso. Suave como la espuma; las manos calientes, los ojos más tiernos del mundo. Olía como los ángeles debían oler. Empezaba a salir el sol, lo intuía y yo no quería despertar nunca…
-Buenos días.
Abrí los ojos… -mierda- pensé. Y volví a dormirme.
Yo sabía que nunca le querría como él a mí, pero en parte, necesitaba su compañía. Se estaba metiendo en mi vida, yo no le quería echar y tenía miedo a sufrir. Le empezaba a echar de menos.
Al final me lancé de espaldas, a ciegas contra un destino que se acercaba a mí a 300km/h, era lo único que me quedaba por hacer, la ultima salida de emergencia; cruzar el muro. Y aunque en ese momento yo era solo miedo, no dudé, en parte… yo no tenía nada más que perder.
El impacto fue breve… maravilloso. Suave como la espuma; las manos calientes, los ojos más tiernos del mundo. Olía como los ángeles debían oler. Empezaba a salir el sol, lo intuía y yo no quería despertar nunca…
-Buenos días.
Abrí los ojos… -mierda- pensé. Y volví a dormirme.
M'agrada molt
ResponEliminaEts una passada.
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