A ti, por creer en lo invisible y lo impalpable. Por caminar con los ojos cerrados e inventar otro camino, aún sabiendo que estará repleto de ortigas, brujas y otras tantas cosas venenosas de esas que disipan el alma en un abrir y cerrar de ojos. Por no decir cosas moñas y sentimentaloides pero demostrarlas a cada momento que compartimos. Por aprender de todas y cada una de las piedrecitas, piedras y pedruscos que en algún momento se te metieron dentro del zapato (accidentalmente, por supuesto) y que a pesar de lo incomodas que resultan al andar, seas incapaz de sacarte el zapato y arrojarlas así, sin más.
Por pesar, sopesar y pesar de nuevo todas y cada una de las opciones que puedan quedar aún en este mundo, y por difícil que resulte a veces, no excluir a nadie de poder esbozarte una sonrisa en la cara.
Por ser incapaz de (co)romper a las personas que te rodean, incluso aquellas que te han herido en alguna ocasión hasta el punto de hacerte una costra en tu puto corazón de perro. Por haber aprendido a suavizar mis ventoleras de niña hosca, críptica, inaguantable e infantil que tantas veces azotan tu follaje de árbol anclado en cualquier otoño remoto y alejado de tanto cobarde y olor a hombre podrido... malvado.
En fin… creo que te debía algo así des de hace mucho tiempo.
Por pesar, sopesar y pesar de nuevo todas y cada una de las opciones que puedan quedar aún en este mundo, y por difícil que resulte a veces, no excluir a nadie de poder esbozarte una sonrisa en la cara.
Por ser incapaz de (co)romper a las personas que te rodean, incluso aquellas que te han herido en alguna ocasión hasta el punto de hacerte una costra en tu puto corazón de perro. Por haber aprendido a suavizar mis ventoleras de niña hosca, críptica, inaguantable e infantil que tantas veces azotan tu follaje de árbol anclado en cualquier otoño remoto y alejado de tanto cobarde y olor a hombre podrido... malvado.
En fin… creo que te debía algo así des de hace mucho tiempo.